Friday, May 16, 2025
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Echo Park: Uno de los parques más antiguos de Los Ángeles es el epicentro de una comunidad multicultural y étnica

Este famoso e histórico parque es vital para una población que no solo lo usa como área de recreación pero también para el sustento de familias.

Carlos Aviles | San Diego Union Tribune

La claridad de un domingo soleado reciente de mayo mostró la amplia gama de colores de Echo Park Lake: un cielo azul, pastos verdes y su lago artificial repleto de patos color marrón, negro y blanco. Sus visitantes también vestían de diferentes colores y no precisamente en su ropa, sino en el color de sus ojos y de su piel. 

Este famoso e histórico parque ubicado al sur de Glendale y en el noroeste de Los Ángeles está flanqueado por históricos vecindarios como Silver Lake, Westlake y Chinatown. 

Es vital para una población que no solo lo usa como área de recreación y esparcimiento. En muchas ocasiones también para el sustento de familias.

Para Alex Calles, por ejemplo, es el mejor lugar de Los Ángeles. “Este lago tiene algo mágico que me gusta, que me sana”, dice este residente de Sierra Madre, pero que vivió 15 años en el vecindario que lleva el mismo nombre del parque. Aquí regresa cada semana.

Sentado en una banca a un lado de la “Dama del Lago”, una estatua icónica del parque,  comparte lo que cree que hace especial este lugar: la diversidad cultural y étnica que se puede apreciar en cada rincón. 

“Hay gente de diferentes lugares, no hay aquello de que se vea de menos a ninguna raza y es lo que más me gusta”, acota justo cuando una persona de origen asiático se detiene a su lado y le pide que le tome una foto. 

Entendiéndose únicamente con gestos, ambos logran comunicarse y plasmar la foto del turista con un fondo de fama mundial: el lago y los rascacielos de Los Ángeles en el horizonte. 

Y así como Alex utiliza este legendario parque para meditar y caminar, otros miles de personas de diferentes etnias lo usan para sus clases de yoga, para un picnic, para pescar, correr, patinar, o simplemente para ganarse la vida como vendedores ambulantes. 

El parque tiene un crisol de elementos socioeconómicos y demográficos de muchos contrastes. 

El vecindario que lleva el mismo nombre tiene más de 35,000 personas 

De acuerdo a datos del censo compilados para el código postal 90026, que incluye a Echo Park y a otros, por la empresa Niche, el 46% de los residentes son hispanos, 33% son blancos y el 12 por ciento asiáticos. 

Un barrio repleto de una amplia diversidad cultural y socioeconómica

Francisco Bran, un visitante al lago que leía tranquilamente una edición del diario La Opinión en una de sus bancas frente a los humedales del lago. 

Por eso no sorprendió ver un par de cuerpos blancos y enrojecidos por el sol tirados en una explanada verde del parque, justo al medio día de ese domingo. No había palmeras de coco, ni arena, pero la frescura de la grama les bastaba para oscurecer sus pieles de tono pálido.  

“Esta es mi playa”, esboza escuetamente Andrew, un hombre anglosajón sin camisa que disfrutaba del domingo soleado junto a su perro labrador. El termómetro marcaba los 90 grados Fahrenheit y la piel tostada de Andrew. 

Esa temperatura más de verano que de primavera hacía sudar más de la cuenta a Tron Eli’Jah, un joven afroamericano que estudia administración de empresas en Los Angeles Community College y que llegó a vender al parque sus Mental Mango”, unos licuados de mango mezclados con varios ingredientes. 

Este joven creció en Charlotte, Carolina del Norte, y se mudó a Los Ángeles hace unos cinco años. Debajo de la sombra de un pequeño árbol de Maple cerca de la esquina de las avenidas Park y Echo Park, cuenta que se sintió inspirado por los vendedores ambulantes latinos que venden fruta fresca en las esquinas.

“Los veía vender mangos y me surgió la idea”, esboza. 

“¿Por qué decidiste venir a vender tus jugos a Echo Park?”, le cuestionamos. “Simplemente quería estar hoy en la naturaleza”, responde. 

Echo Park luce ahora como un oasis en medio de un desierto de concreto. 

Un ícono de la ciudad de Los Ángeles 

De acuerdo a la Sociedad Histórica de Echo Park el parque no empezó como un lago artificial. Su primer uso por parte de la ciudad fue como embalse para almacenar agua. 

Tras un acuerdo entre los dueños de los terrenos aledaños al embalse y la ciudad, se autorizó la creación del parque en 1891. La ciudad comenzó las obras de paisajismo del parque en octubre de 1892. 

Tuvo su mejor apogeo en los años 1920s y para los años 2000s el lago Echo Park se había convertido en un ícono de Los Ángeles con fama mundial. 

En el 2006 la Proposición O financió un Proyecto de Rehabilitación del Lago Echo Park. 

El lago fue drenado y revestido, lo que ayudó a minimizar el uso de agua potable.

“Pues si le han trabajado bastante, la verdad le digo lo he visto y han cambiado varias cosas”, asegura Francisco Bran, un visitante al lago que leía tranquilamente una edición del diario La Opinión en una de sus bancas frente a los humedales del lago. 

Este humedal fue instalado como parte de la renovación para embellecer el lago y proporcionar un sistema de mejora natural del agua.

La decadencia por los ‘homeless’

Para José y María Jimenez, el parque es su fuente de vida. Llevan 30 años vendiendo golosinas, bebidas y elotes locos en la zona. 

Pero pese a las mejoras que experimentó el parque, antes de la pandemia del coronavirus en 2020, empezó un aumento de la población de personas sin hogar en el parque. 

Un número creciente de personas sin hogar comenzó a instalar tiendas de campaña por todo Echo Park, llegando a ocupar toda la esquina noroeste del parque y la orilla oeste del lago. A medida que el campamento se expandía, la delincuencia en la zona aumentó significativamente. En 2020, cuatro personas sin hogar fallecieron en el parque.

En respuesta, la ciudad de Los Ángeles cerró el parque el 25 de marzo de 2021, alegando la necesidad de renovaciones y la creciente preocupación por la seguridad pública. Se desalojaron casi 200 tiendas de campaña y el parque se cercó con vallas metálicas. 

“Fue muy triste ver todo eso, me rompía el corazón ver el parque en ese estado”, afirma Juan Valladares, mientras preparaba su caña de pescar para lanzarla en la zona noroeste del lago. “Este es un lugar muy necesario para la comunidad y debe estar abierto para toda la comunidad”, agregó. 

Juan ha venido a este lago desde hace 11 años. Vive en el Sur de Los Ángeles donde asegura que no hay espacios como este. Por eso, el tiempo que el parque estuvo cerrado lo afectó grandemente. 

El parque reabrió sus puertas el 26 de mayo de 2021, tras una exhaustiva limpieza. Ahora hay nuevas políticas, incluyendo cierres nocturnos desde las 10:00 pm. a las 5:00 a.m., para evitar el restablecimiento de campamentos.

Ahora Juan asegura que la tranquilidad ha vuelto. Su compañera en la pesca, Georgina, asienta con su cabeza. Para ellos, el lago significa un momento de relajación de los vaivenes de la vida diaria y de los problemas. 

“Solo necesito, esto -sujetando su caña de pescar- y esto -señalando el lago-, para relajarme”, acota Juan. 

La venta ambulante

Y si para estos dos pescadores, el parque es su zona de relajación, para José y María Jimenez, el parque es su fuente de vida. Llevan 30 años vendiendo golosinas, bebidas y elotes locos en la zona. 

Tron Eli’Jah, un joven afroamericano que estudia administración de empresas en Los Angeles Community College y que llegó a vender al parque sus Mental Mango”.

“Aquí puedo sacar mi sustento”, asegura don José, quien vive en otra zona de la ciudad de Los Ángeles. 

Las dos carpas de lona que usa para su negocio están apostadas en una de las aceras de Echo Park Avenue junto a otra decena de vendedores ambulantes. Aquí explica que la venta callejera es clave para ellos y los visitantes del parque. 

“En un tiempo estuvimos alquilando ese local”, asegura señalando un cuarto que ahora es ocupado por Wheel Fun Rentals, la empresa privada que alquila los botes con forma de ganso en el lago.  “Teníamos un local en el ‘96 y ahí estuvimos cuatro años, pero dije ‘yo no quiero continuar encerrado’ es mejor estar afuera”.

Durante años, don José y otros vendedores del lago han presionado para que la ciudad despenalice su trabajo. Sin embargo, su presencia ha generado debate sobre la venta privada en espacios públicos. Algunos residentes argumentan que los vendedores impiden el acceso al parque.

En cierto momento, un mercado informal llenó las aceras del parque y provocó al menos una acción policial que desalojó a los vendedores.

Caminando por esa acera repleta de carpas con vendedores de ropa, joyería, zapatos y otros, se encuentra doña Leticia, quien no quiso compartir su apellido ni ser fotografiada. 

Ella vende tacos desde hace 10 años en el parque y dice que muchas veces le han incautado su cocina y sus productos. 

Esto pese a que, a nivel estatal, el Proyecto de Ley Senatorial 972 permite a los vendedores ambulantes de comida obtener permisos sanitarios para vender desde ciertos carritos.

“No nos dejan ganarnos la vida a veces”, esbozó y eso que pagamos tasas municipales e impuestos trimestrales, asegura. 

Pero ahora, según don José, se está trabajando con las autoridades en un sistema con la participación de residentes, negocios físicos y vendedores que permita a los vendedores operar legalmente.

DATOS CURIOSOS DE ECHO PARK

  • El lago Echo Park es escenario de eventos comunitarios, como el Festival del Loto, que se celebra cada mes de julio.
  • Originalmente construido en la década de 1860 como depósito de agua potable, hoy el lago Echo Park se ha convertido en un ícono de Los Ángeles. 
  • Actualmente, cumple una doble función: actúa como cuenca de retención dentro del sistema de drenaje pluvial de la ciudad y, al mismo tiempo, ofrece espacios recreativos y sirve de hábitat para la vida silvestre.
  • La empresa privada Wheel Fun Rentals, alquila botes pequeños y grandes con la figura de un cisne por $13 la hora por cada adulto. Y $7.50 por niños. 
  • El lago de Echo Park alberga una gran variedad de peces, como truchas arcoíris, lubinas negras, mojarras azules y bagres. Según la aplicación Fishbox, los trabajadores estatales repoblan el lago con truchas arcoíris con regularidad.
  • El parque tiene 29 acres de terreno
  • La escultura de Ada Mae Sharpless, “Nuestra Reina de los Ángeles”, fue donada a la ciudad en 1935 e instalada en la zona norte de Echo Park. Es conocida popularmente como “La dama del Lago”. (The Lady of the Lake)

This story was produced by Ethnic Media Services in collaboration with the Laboratory for Environmental Narrative Strategies (LENS) at UCLA as part of the Greening American Cities initiative supported by the Bezos Earth Fund. Read more stories like this by visiting the Greening Communities homepage.

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